viernes, 1 de mayo de 2009

Los santafesinos viven el día del trabajo inmersos en la peor crisis laboral de los últimos años













Alrededor de 460 obreros pasan un Día del Trabajo en plena lucha frente a la planta de Malhe Rosario.


Textos: Francisco Marzioni
Fotos: Fernando Garello

El 1 de mayo está lejos de festejarse con alegría en la provincia de Santa Fe, pues una severa crisis estalló recientemente en sus dos principales polos fabriles, Rosario y Rafaela, resquebrajando
su entramado productivo e instalando el temor y la incertidumbre entre los trabajadores. Esta crisis que comenzó a fines del año pasado generando la reducción de horas extras, hoy se traduce en cierres intempestivos de fábricas, numerosos despidos y una preocupante desaceleración en la actividad productiva.

En Rosario, la empresa láctea Cotar se ve obligada a cerrar y la aceitera Molinos Río de la Plata despide empleados y los capitales alemanes que financiaban a la autopartista Malhe clausuran sus operaciones. En Rafaela, una ciudad famosa por su sólido parque industrial, experimenta una tensa situación a raíz de una notable desaceleración de su producción, caídas de los contratos de exportación, reducción de horas a los trabajadores, incumplimientos de obligaciones salariales, y despidos puntuales rodeados de sospechas, en un clima que sólo se vio de cerca en esta ciudad de la pampa gringa durante los difíciles tiempos que atravesó el país a comienzos de la década.


Mientras el Gobernador Hermes Binner pide audiencia a la Presidenta Cristina Fernández para explicarle la situación y buscar soluciones en conjunto, alrededor de 460 obreros de la fábrica de aros de pistón Malhe pasan el Día del Trabajo realizando una vigilia frente a la planta rosarina, a raíz de la retirada de los empresarios alemanes a cargo de la empresa, que anunciaron su dimisión la semana pasada dejando cesantes a sus obreros y poniendo al desnudo la crisis que comenzó a principios de año.

Cuesta creer que el mandatario provincial deba anoticiar a la presidenta de lo que ocurre en Santa Fe, ya que el gobierno central envía 13 mil subsidios REPRO hacia el territorio, lo cual deja en evidencia la severidad de la recesión en la economía de la segunda provincia exportadora del país. Sin embargo, más allá del reparto de subsidios, ninguna otra medida anticrisis fue considerada por la administración kirchnerista, que mira con relativa indiferencia la desesperante situación de los trabajadores santafesinos.

Como relató la viceministra del Ministerio de Trabajo provincial Alicia Cicilian, desde comienzos de año todos los días se producen en promedio cinco despidos en territorio provincial, admitiendo a los medios locales que “a fin de mes suman cientos. Es una realidad económica que está sucediendo en silencio”. Pero el silencio finalmente se rompió, y esta semana se desató el tornado del desempleo con los cierres de Malhe y Cotar, golpeando con rumores e incertidumbre a su hermana menor, Rafaela, una ciudad ubicada a 560 kilómetros de Buenos Aires y 260 de Rosario, localidad que hasta el año pasado ostentaba un nivel de ocupación record y que hoy se ve sumida en una profunda incertidumbre con respecto al futuro de sus principales producciones.















Obreros cesanteados junto al Senador socialista Rubén Giustinniani, explicándole que los directivos abandonaron la empresa con embarques de aros de pistón listos para la venta. Se calcula que quedaron varados en la planta, una cifra que ronda los 6 millones de piezas, que según especialistas podrían componer alrededor de 200 mil motores de cuatro tiempos.

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