jueves, 20 de agosto de 2009

¿El regreso del bipartidismo?


Duhalde volvió y dijo "one ring to rule them all"


Después de casi dos décadas de su extinción, se cumplen los vaticinios de especialistas que auguraban su regreso, y el bipartidismo parece querer regresar a la política argentina. El Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical, dos sellos que parecían empezar a perderse en la historia, regresan con una fuerza renovada de la mano de figuras carismáticas que los representan, algunos viejos nombres que se reciclan, otros más nuevos, al menos para el ámbito nacional.

Por un lado, el PJ se reagrupa luego de muchos años de fragmentación que parecía irrecuperable. Y Eduardo Duhalde hizo valer las credenciales de socio vitalicio y, a su regreso de un extenso viaje por Europa, volvió y se dispuso a reordenar un partido que parecía dilurise entre el vasto tejido de alianzas que el peronismo supo construir para sostener el kirchnerismo, una fuerza que como, bien reconoció su inspirador, Néstor Kirchner, no "existe", ya que nació con el gobierno del santacruceño y, sin dudas, languidecerá con el fin de la gestión Fernández. El ex Gobernador de Buenos Aires tenía desde hace tiempo en su mente un esquema bipartidista, y comenzó a ordenar las fichas en el tablero político para que así suceda, al punto que él mismo eligió a su rival.

Existen varios "presidenciables" dentro del PJ. Duhalde, por supuesto, es uno de ellos, ya que habiando ocupado los dos cargos del Ejecutivo y haber quedado en la historia como un "piloto de tormentas", es una elección lógica con vistas a detener el temblor ocasionado por una sociedad crispada por un Kirchner confrontador al extremo. Daniel Scioli, presidente del PJ y Gobernador de Buenos Aires, tiene una larga trayectoria y supo ganarse el apoyo de sus pares gracias a su profunda capacidad de acuerdo con las fuerzas más diversas, sus medidas de gobierno conservadoras, y un carisma mediático que sólo puede competir con Carlos Reuteman, el Senador que lidera el peronismo santafesino y que no se decide a largar una carrera que no está seguro de salir victorioso, y juega a un testarudo juego de la Oca donde siempre se vuelve al inicio. La reciente desobediencia de Roxana Latorre, su principal aliada política, evidencia la debilidad del corredor en una puja política en la que hay demasiado en juego, pues viene de una ajustadísima victoria en Santa fe que no le permite derrochar recursos. Mientras tanto, parecen perder fuerza -aunque no intención- para el puesto otros "gordos" como Moyano, Felipe Solá, Das Neves, que a pesar de su permanencia en las segundas filas, continúan gravitando en la "mesa chica" como parte indivisible del armado que volvería a constituir el "sello PJ".

Por el otro lado, toma forma lo que algunos medios llaman un "panradicalismo", es decir, la Unión Cívica Radical sumada a partidos que lideran distritos pero no tienen estructura en Buenos Aires, donde se destacan el ARI, el PS (Partido Socialista) y el GEN. Mientras que los dos primeros se imponen en Tierra del Fuego y Santa Fe, el tercero tiene como su principal alfil a Margarita Stolbizer, quien disputa a Carrió el liderazgo de la Coalición Cívica, un fre
nte que se evidenció netamente electoralista ya que no parece sobrevivir a las legislativas del 28 de junio.

Aquí los "presidenciables" son dos, pero donde el justicialismo se debate entre figuras de similar tenor político, en la oposición, Cobos toma la delantera y parece imponerse con el apoyo de los principales referentes de la UCR, mientras que Carrió debe fundar su propio partido para tener un sello institucional que contenga su particular forma de hacer política. Detrás quedan Hermes Binner, Martín Sabatella y Luis Juez, tres líderes opositores distritales que tienen cualidades de presidenciables, pero que por ahora se encuentran a la expectativa. Mientras Binner pone énfasis en alimentar su influencia en los municipios de su provincia, donde a su Frente Progresista le esperan unas reñidas elecciones municipales en septiembre, Sabatella busca traducir su experiencia en Morón en un proyecto para Buenos Aires y Capital Federal. Luis Juez, por su parte, no puede alardear de su ajustada victoria en las legislativas cordobesas y busca sobrevivir al constante embate de su archirival, el gobernador justicialista Juan Schiaretti, quien ya "borocotizó" al intendente de Córdoba Daniel Giacomino. La intransigencia de Pino Solanas es su principal fortaleza y, al mismo tiempo, la razón por la que no se lo incluye en la lista de presidenciables, ya que a pesar del ancho caudal de votos recolectados en Capital Federal, su incapacidad para tejer alianzas lo convierte en un verdadero "llanero solitario" perpetuo.

Es así como las elecciones del 28 de junio definieron el "tono" de las presidenciales de 2011. En las últimas legislativas, la derecha capitalizó un avance fundado en los múltiples errores del kirchnerismo, fuerza que supo agrupar a la izquierda progresista y quedó herida de muerte luego de la derrota en la Cámara de Senadores, en aquella histórica votación de la resolución 125 que cambió el rumbo político del fin de la década. De este modo, referentes de la derecha de ambos partidos (Duhalde, Reutemann, Scioli por el justicialismo, y Carrió, Cobos y Stolbizer por la oposición) desplazaron de la lista de favoritos a progresistas de larga data como Binner y Sabatella, que a pesar de exhibir gestiones transparentes en sus distritos y plataformas desarrollistas a prueba de balas, todavía son frutas a las que les queda un tiempo de maduración.

Todo indica que las presidenciales de 2011 serán una batalla de la derecha, donde el electorado prefererirá candidatos moderados, que priorizen la previsibilidad económica por sobre las medidas populistas, donde se premien los acuerdos por sobre la confrontación, y donde se opte por un férreo conservadurismo por sobre el progresismo, que deberá esperar una nueva oportunidad para ser protagonista del cambio político y social que necesita la Argentina.


Julio Cobos, analizando qué hará con el espacio extra que tiene la oficina de la Presidencia.

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