jueves, 24 de septiembre de 2009

Se abre la puerta del cambio para el Concejo


El domingo hay elecciones en Santa Fe. Y Lance Libre va a estar para contártelo todo. Seguí la cobertura más independiente de la ciudad.





Desde hace años se produce un fenómeno curioso: el Poder Legislativo se convirtió en un espacio secundario para la política, en un esquema de gobierno donde el Ejecutivo toma la delantera y define las cuestiones de peso. De este modo, el órgano deliberante se transformó en una especie de oficina administrativa que el Intendente debe sortear únicamente cuando no tiene otra salida. Una bancada de ediles oficialistas que practican la obsecuencia con los jefes del PJ, junto a una oposición dividida que no se decide a tomar las riendas del juego político y competir para ganar, componen el ordenamiento que lo ha transformado en lo que todos pueden ver: un espacio vacío de significado.

Casi como una metáfora de su condición, el Concejo se aloja en el último piso del Palacio Municipal, siendo tal vez único en su tipo, ya que en la mayoría de los estados, legislativo y ejecutivo se encuentran en edificios separados. A su vez, es el piso que más se aleja de la calle, componiendo otra triste analogía. En las últimas dos décadas, durante 17 años el oficialismo fue mayoría, y cuando el arco opositor ganó terreno y tuvo la oportunidad de invertir la polaridad, una oposición que no supo consensuar echó la oportunidad por la borda. Y no una, sino dos veces consecutivas.

De este modo, el Intendente continuó marcándole los tiempos al Cuerpo Deliberante, lo que supeditó a este organismo a una función prácticamente burocrática, confundiendo al trabajo legislativo con las medidas de gobierno. Y esto se puede percibir echando una mirada a la bancada oficialista. Los concejales se comportan como funcionarios del Gobierno, se reúnen continuamente con el Intendente, participan de las actividades de las secretarías, coinciden en casi todos los temas con Perotti, componiendo una poco trascendente extensión del quinto piso de Moreno 8, un apéndice de la intendencia, una península en la geografía perottista. Casi, un gabinete paralelo.

A su vez, la oposición poco pudo hacer para cambiar este esquema. Cuando tuvo la oportunidad elegir su propio presidente, el ahora vecinalista Víctor Fardín viró el timón de la sesión y votó al justicialista Jorge Maina, en una polémica movida política que a algunos compararon luego con la de Julio Cobos, pero la gran mayoría lo empardó con el diputado y médico Borocotó. Así, con la oposición fracturada, el poder quedó en manos del PJ, que lo retendrá hasta, al menos, diciembre.

Tal vez por esto, la oposición no es ambiciosa en estas elecciones. El Frente Progresista Cívico y Social -que gobierna la provincia- apenas si busca mantener las dos bancas que hoy ya ocupa, mientras que el oficialismo también quiere renovar las tres bancas propias, pero guarda un as en la manga, pues el empleado municipal Félix "Lolo" Bauducco, que se presenta bajo un signo vecinalista que encubre a un obediente candidato de Perotti, tiene posibilidades de volver al Concejo. Entonces, si el PJ obtiene las 3 bancas y "Lolo" es elegido, el Frente Progresista perderá una oportunidad histórica: llevar al legislativo a Alejandro Ruiz Díaz, quien se convertiría en el primer concejal socialista de la historia rafaelina. La oportunidad del médico psiquiatra es invaluable, no sólo para el Frente Progresista, sino también para un Hermes Binner que busca sumar poder a la débil estructura del Partido Socialista, debilidad que lo pone a merced de los ataques del PJ. Aunque el actual jefe del Nodo Regional de Salud tiene muchas chances de acceder a una banca, podría verse truncada en caso de que Bauducco recopile pocas adhesiones más de lo acostumbrado. En el Frente Progresista poco hicieron para impedir que el locutor radial vuelva a ocupar una banca y arrebate la oportunidad al socialismo, y este error estratégico podría ser definitivo. La fuerza con la que Víctor Fardín busca impactar en esta elección puede ser también un escollo al socialismo, que tiempo atrás marginó a Fardín hasta lograr su "retiro voluntario" del Frente Progresista, formando su propio "Nuevo Frente", inclinando la balanza a la centroderecha y, en numerosas ocasiones, prestando su voto al más obsecuente oficialismo. Mientras, el octogenario demoprogresista Luis Peretti, es el único que el sábado a la noche dormirá tranquilo, pues su reelección está prácticamente asegurada.

Por otro lado, el justicialismo busca profundizar la condición de trámite burocrático del Concejo, no sólo proponiendo "acompañar la gestión de Perotti", sino además confundiendo sus propuestas electorales con medidas de gobierno, que a veces ni siquiera corresponden al municipio. Así, vemos en los espacios que piden la reelección de Luis Castellano y Jorge Maina propuestas como "creamos la GUR" -cuando fue creada por decreto del Intendente, la decisión de formarlo nunca pasó por el Concejo- o la "culminación del Canal Norte", una obra que se lleva adelante gracias a la planificación y financiamiento del Gobierno Provincial. También pueden mencionarse la "gestión de la Autovía de la 34", un lobby que realizó personalmente Omar Perotti gracias a su profunda relación con la mano derecha de Kirchner, Julio De Vido, vínculo en el que Castellano y Maina poco y nada intervienen.

De este modo, queda abierta la puerta al cambio. Las encuestas pronostican una cómoda reelección de Castellano y Maina, y el ingreso de la peronista "peironista" Nora Gramaglia. No es lo mismo para el Frente Progresista, que deberá batallar con los vecinalistas Félix "Lolo" Bauducco y Víctor Fardín, quienes tienen un fuerte apoyo económico para sus campañas y un espaldarazo importante: el primero, del oficialismo, y el ex-radical, de poderosos empresarios rafaelinos que ven en él a un nuevo Omar Perotti, igual de camaleónico pero más sumiso a las directivas de sus financistas.