viernes, 24 de abril de 2009

El regreso del rock a Rafaela



Entre 2004 y 2007, el rock en vivo fue perseguido silenciosamente en nuestra ciudad


Fue en 2004, algunos meses antes de la Masacre de Cromañón, cuando en Rafaela la administración de Omar Perotti decidió terminar con los “ruidos molestos” que generaban las quejas de la doña en las calles, radios y opifones rafaelinos. Fue entonces cuando los agentes de Control Público decidieron aplicar las ordenanzas vigentes a rajatabla, con una firmeza que nunca tuvieron a la hora de controlar el caótico tráfico, a pesar de ser ésta la principal tarea de la división. Fue por esto que en ese año los bares y boliches de la ciudad experimentaron una cruel persecución para que dejen de contratar bandas de rock para que toquen en vivo, una saludable costumbre que comenzó a principios de los ’90 en nuestra ciudad y que había transformado el rock rafaelino en un espacio importante de experimentación artística y hasta una fuente laboral para los músicos locales.


Esta persecución tomó varias formas. Por un lado, la tramitación de los permisos para que los abres puedan presentar espectáculos se complicó enormemente, e inclusive creció considerablemente su valor. Y aún con los permisos en regla, fue moneda corriente que en cualquier recital, los agentes de Control Público llegaran para medir los decibeles y clausurar el evento si no se ajustaban a los parámetros que marca la ordenanza.


Esta situación derivó entonces en la promulgación a través del Concejo de una nueva ordenanza que regula las actividades de bares, en la que se contemplan las reglamentaciones para espectáculos en vivo y que se puso en vigencia el 1 de enero de 2005, pocas horas después del incendio en Cromañón. Apoyados por la animosidad mediática que demonizó al rock luego del incendio, el gobierno de Perotti prácticamente desactivó la música de rock en vivo, obligando a los músicos a cambiar de actividad y olvidarse de dar un recital por un largo tiempo. Vale recordar que buena parte de la ordenanza promulgada no se cumple, pues obliga a los bares a “asordinar” sus instalaciones, proceso que demandaría hoy una inversión de al menos 100 mil pesos en obras, cifra astronómica para las ajustadas economías. Pero esto a Control Público no parece importarle, ya que nuevos bares se abren cada mes sin asordinar sus instalaciones. Estas son las cosas que pasan durante los gobiernos que elijen qué leyes cumplir y qué leyes no.


Recién el 2007 trajo un poco de vitalidad al oscurantismo perottista. Desde comienzos de ese año, los dueños de bares se animaron a contratar músicos y la música en vivo volvió paulatinamente al lugar que ocupaba hasta 2004, ya que Control Público, al parecer, “aflojó la soga”, según el testimonio de los propietarios, que ya no experimentan las mismas dificultades para brindar música en vivo que entonces. Aunque las leyes no hayan cambiado, la tolerancia si, y de aquella persecución que tuvo a La Mula y Deep como principales objetivos del gobierno local ya queda poco. Hoy podemos disfrutar en Rafaela de muchos bares que ofrecen música en vivo, y el rock experimenta a mi juicio una especie de vitalidad similar a la que se daba en lo que, creo, fue su apogeo, allá a fines de los años `90, cuando los precios convenientes de los instrumentos y la tolerancia oficial permitían que haya dos, tres y cuatro recitales de rock al mismo tiempo en la ciudad.


El sábado a la noche, los rafaelinos podremos disfrutar de los noventosos covers de Sin Reflejo en Kentu´s Bar, mientras que en Estación Esperanza llega la locura y el desenfreno de Die Morrone + el dúo Rethro. Por más información del fin de semana, no dejen de consultar la agenda de Mad Huevo Frito, la más completa de la comarca. Al fin llegó el tiempo en que la música en vivo puede poner Play sin miedo a la represión oficial.

miércoles, 15 de abril de 2009

Los perros se quedan sin casa

A Mariano C y Matías B

Se lamen se laman
las panzas aflojadas
contra los mosaicos
bajo la ventana que recibe
paquetes.

Los únicos despreocupados
del horario
son los perros
abandonados.

A todos los arquitectos
les pregunto
a los urbanistas
y concejales
de la patria
socialista / justicialista

¿donde van a dormir los perros
cuando esto sea un mausoleo?

¿No ves sus ojos
no los ves
que reflejan tu maleta
indiferente?

Sus cuerpos flacos
desbarrancados sobre
baldosas frescas
de las plataformas
respiran
acompasados
por el calor
de la inminente
retirada.

Son invisibles sus
pelos desacomodados
trajes raídos
los perros hambrientos
borrachos

a un costado
tirados abajo
de un banco
miran más lejos
esos perrohumanos
adivinando donde van
los colectivos
interurbanos.

¿No ves los perros
sin dueño
en silencio
caminando
buscando con nariz y
lenguetazos
un nuevo hogar para después de
la partida?

¿No ves no mirás
los perros
que, sedientos,
piden monedas a los viajeros?

Los perros se quedan sin casa
sin patria se quedan
sin baldosas frías
para descansar
sus panzas blandas.

de Los Últimos Días de la Terminal

martes, 14 de abril de 2009

El fin de la Terminal.

Fotos: Mario Liotta.



Cuando dejé de hablar con un interlocutor ocasional, hacía dos minutos que el edificio de calle Sarmiento y Ciudad de Esperanza dejó de ser la Terminal de Colectivos de Rafaela. Contemplé a mi alrededor, la gente que caminaba por la plataforma 3 no se veía muy diferente a la que me rodeaba 120 segundos atrás, pero lo cierto es que ellos estaban en otro lugar. En ese breve lapso, quienes allí estábamos habíamos abandonado la central de colectivos, para estar parados en un antiguo galpón en desuso, propiedad municipal sin función ni propósito. En el mundo de las disposiciones gubernamentales, la Terminal se ubica cinco kilómetros hacia el noroeste de ese lugar, y eso sucede desde las 00:01 del martes 14 de abril de 2009. Un segundo antes, este antiguo inmueble del barrio 30 de Octubre seguía siendo lo que fue durante los últimos 43 años: el primer lugar al que se llega, y el último antes de dejar todo atrás.

La Terminal de Rafaela fue inaugurada en 1966 con el objetivo de centralizar las líneas de colectivos interurbanos durante los siguientes cinco años. Pero este lugar no nació ese año, sino a fines de siglo XIX, y albergaba hasta entonces al Mercado Municipal, que se trasladó en una galería al costado de la, entonces, Nueva Terminal. Algunos aseguran que el gobierno de Rodolfo Muriel planeaba entonces reemplazarla por un nuevo edificio que estaría ubicado a un costado de la estación de tren Mitre. Pero nada de esto ocurrió, y las paredes del viejo mercado albergaron a los colectivos de todas las líneas que llegaron a diez plataformas y ocho boleterías.

Cuando fue inaugurada, Rafaela no tenía más de 50 mil habitantes. A su clausura, el edificio de calle Sarmiento deja de ser el epicentro de las comunicaciones terrestres de toda una vasta región que alberga a 150 mil personas. Muy pocas obras se hicieron desde mediados de los `60 hasta ahora, a pesar de que pasaron muchos gobiernos que se jactaron de su alto nivel de obra pública. Fue durante la intendencia de Ricardo Peirone, a comienzos de esta década, cuando se planteó por última vez la posibilidad de su traslado.

Yo la frecuento desde 1996, cuando me hice habitué de su café, que contaba con una ventana única que da a la esquina de San Martín y ciudad de Esperanza, pero comprendí el alto impacto en la idiosincrasia local mucho tiempo después. Fue a principios de 2008 cuando me interesé por su historia y su significado.

De allí hasta hoy, inspirado en esos simbolismos, escribí más de treinta poemas que, en conjunto, tienen nombre. Los últimos días de la Terminal comenzó siendo una sospecha, una idea que fue tomando forma a medida que exploraba posibilidades de formato. En esa búsqueda hablé con muchos amigos artistas sobre el tema, pedí a algunos de ellos que participaran, y la respuesta fue dispar. Algunos dijeron que no, otros dijeron que sí y no hicieron nada, otros dijeron que sí e hicieron algo, y otros dijeron que sí y se metieron hasta el fondo. Entre los últimos, el que más se interesó por el proyecto es el fotógrafo Mario Liotta, que abrió un Flickr para empezar a testear el resultado de esta obsesión que, felizmente, logré contagiarle.

Hoy terminé de escribir Los Últimos días de la Terminal, después de un año de trabajo. A las 00:15, cuando los funcionarios municipales cruzaron las barreras en la puerta principal de calle Sarmiento, puedo decir que cerré este manojo de palabras que pronto, espero, vea la luz. Mario tiene un montón de fotografías que registran con un ojo profundo y certero imágenes que son testimonio de un espacio lleno de afectos, momentos y recuerdos para todos los rafaelinos. Mario hizo un trabajo increíble con su cámara, indagó en las sensaciones del viajero, en los espacios del que llega, en las miradas del que se va. Cada instante registrado es holístico, una parte indivisible de un todo que es la mirada de un hombre que, también, es todo los hombres. Liotta nos invita a que recorramos junto a él, compartamos su mirada, en un espacio que se esfuma como transheúntes fantasmales que cruzan las plataformas.

Por mi parte, creo que Los Últimos días de la Terminal es una crónica en clave de poesía sobre lo que nos pasa cuando llegamos y nos vamos de un lugar al mismo tiempo. Sospecho que esas paredes con pintura raída y múltiples manchas de humedad tienen mucho más para narrar de nosotros mismos que todos los libros de nuestra historiografía.

Por este lugar que hace instantes fue cerrado y reseteado, caminé algunos cientos de pasos desde mi casa cerca de las once de anoche, con el objetivo de ver su agonía, apenas percibida en ese segundo que duró la caída. Alguien me preguntó segundos antes de la clausura, si después de las doce iría a ver la Terminal nueva en funcionamiento. En un rapto de iluminación muy poco frecuente en mí le dije que no iba ir a ese lugar, porque ese moderno edificio de la ruta nacional 34 es sólo una terminal de colectivos. Una de tantas miles de terminales que pueden verse en cualquier ciudad del mundo.










sábado, 11 de abril de 2009

Binner, el FAE y la oposición automática del justicialismo

Ilustración: Gloria Mundi. Binner da la espalda a la pitonisa, una alegoría a la victoria electoral del socialista en 2007, cuando ganó por 10 puntos contra todas las encuestas que daban un "empate técnico" contra el justicialismo.


Por Francisco Marzioni



El Gobierno argentino, desde comienzos de los `90 hasta hoy, hizo múltiples esfuerzos por trasladar las responsabilidades de la administración central hacia los gobiernos provinciales, y al tiempo que disminuyo los envíos de fondos coparticipables a las provincias, aumentó las responsabilidades para los estados distritales que recibió del menemismo la obligación de financiar la educación, mientras que el kirchnerismo promulgó la ley del FAE, que afecta partidas de la coparticipación municipal a las escuelas de cada distrito local, por lo que los municipios y comunas debieron aportar un porcentaje de las transferencias nacionales y provinciales a las escuelas de su zona.

Esta ley se aplica desde 2006, y su anulación fue uno de los primeros reclamos que el Gobierno de Omar Perotti le realizó al recién asumido Hermes Binner en nuestra provincia, cuando a comienzos de 2008 el jefe de Gabinete Mario Rossini señaló durante uno de los talleres del Plan Estratégico Provincial –impulsado por el socialismo durante el año pasado- que se realizó en Rafaela, que el FAE no debería se runa obligación municipal, ya que la educación es responsabilidad de la provincia, y los municipios tienen los recursos muy limitados. Fue durante el mismo taller cuando la ministra de Educación Élida Rasino le respondió que el FAE es una ley y que es tarea de las legislaturas la sanción o anulación de leyes. En definitiva, mandó el reclamo de Rossini al freezer, lo que, según recuerda este cronista que cubrió oportunamente el evento, no dejó muy contento al ex concejal y uno de los funcionarios de confianza de Omar Perotti. Sin embargo, Rossini pareció haber estado exagerando un poco el tema, ya que no se recuerda vez que el municipio local se haya atrasado con el pago de esta obligación que fue producto de las últimas medidas del oficialismo durante la presidencia de Néstor Kirchner.

Pero parece que Binner tomó muy en cuenta la sugerencia del ex concejal -que en sus cuatro años en su banca legislativa nunca había mencionado al FAE como un problema para el municipio rafaelino, que pagó su obligación en tiempo y forma cada vez que así debió hacerlo- pues el mandatario firmó un decreto para que el FAE sea una responsabilidad íntegra del gobierno santafesino.

Sin dudas, el decreto 0514 firmado por Binner es una excelente noticia para los municipios y comunas del territorio, que desde hace meses ven complicadas sus cuentas por los coletazos de la crisis internacional y el convulsionado panorama político nacional que genera severa incertidumbre en el país, y piden desesperadamente un salvataje al gobierno socialista. Con esta medida, el Ejecutivo rafaelino estaría no sólo concretando el viejo anhelo del jefe de Gabinete Mario Rossini, sino también que aliviará considerablemente las cuentas municipales, ya que ahorrará 64 millones de pesos a las localidades del interior provincial, que en estos años debieron invertir el 13,4 por ciento de los recursos en el FAE. "Al ser la educación responsabilidad del Estado provincial, nos parece que los municipios y comunas no deben pagar este fondo con el dinero que les corresponde", afirmó el ministro de Gobierno y Reforma del Estado, Antonio Bonfatti, al dar a conocer la medida, cerrando el tema con una lógica implacable.

Sin embargo, en su edición del sábado, contradictoriamente el diario Castellanos asegura en su artículo de tapa que el municipio rafaelino no vería bien la medida. ¿Que argumentos esgrimirá Mario Rossini o cualquiera de sus socios políticos, para criticar la medida del socialista? ¿Cuál será la razón para rechazar una medida que ahorra millones al Gobierno rafaelino y libera de una responsabilidad que el propio perottismo pidió que se le retire? En un panorama político donde el justicialismo santafesino aparece como una oposición automática, no es de extrañar que la administración Perotti ponga el grito en el cielo ante una medida que los beneficia. Aunque Castellanos no brinda muchas precisiones al respecto (ya que no cita fuente de la información), lo cierto es que en caso de rechazar el decreto del Gobernador sólo estarían demostrando haberse convertido en aquello que critican a nivel nacional: una oposición “por defecto”, donde todo lo que hace el socialismo debe rechazarse, y los 30 años de gobierno justicialista que precedieron a Binner son un paraíso perdido al que los santafesino tienen que regresar como adanes expulsados y arrepentidos.

En un año electoral, donde la politiquería está a la orden del día y nuestros funcionarios están más ocupados en sus campañas proselitistas que en las medidas de gobierno, es importante mantener la mente alerta como nos recomendaba el gran Tato Bores, para quien la democracia debe ser un estado de permanente vigilancia ciudadana.

viernes, 10 de abril de 2009

El heraldo de Buenos Aires

Mi lado progre se horroriza, pero yo quiero que mi casa sea como la Sala Vip de Flechabús en Retiro




Estos últimos quince días estuve en Buenos Aires por diferentes cuestiones. En este 2009 tengo muchas expectativas en relación a esta ciudad, ya sea por temas laborales o simplemente por un cambio de aires, si me perdonan el estúpido juego de palabras involuntario.

En fin, este viaje está llegando a sus últimos minutos. Estoy en Retiro, en una sala VIP para los clientes de Flechabús y otras líneas caretas que, sin embargo, me hicieron esta última hora en BA mucho más interesantes de lo que esperaba. Mientras que mi plan era tomar un café en un bar con fritanga en el aire y extranjeros de países limítrofes cargando innumerables bolsos, finalmente estoy entre sillones de cuerina, algunos almohadones de piel símil vaca, algunos plasmas en las paredes y bellas señortias que me permitieron estar acá a pesar de que mi pasaje no era lo suficientemente caro para acceder a este lugar.

Desde este búnker de lujo que estoy lejos de merecer (mi bolsa de Santiago Deportes con ropa sucia desentona bastante), escribo algunas impresiones que me llevo de este viaje inaugural 2009, que creo van a ser muchos más.

1) Durante los feriados, la zona de microcentro se pone hermosa. Lleno de turistas que hablan en lenguas, gente hermosa que camina sonriendo por las calles típicas, cálidos cafés con gente charlatana como flores en primavera. hasta los gordos de traje parecen colegiales. En días de semana, es precisamente todo lo contrario.

2) Buenos Aires está muy lejos del microcentro. Los porteños no tienen ni idea de cómo llegar a la 9 de Julio por ejemplo, nadie nunca va a hí salvo que tenga mucho dinero o un amigo turista. Nadie sabe qué colectivo te deja en la 9 de julio desde Villa Luro por ejemplo.

3) Carlos Heller resiste un archivo. No podés pensar en otra cosa después de ver miles y miles de veces su cara de bueno con una frase que te desafía a googlearlo. Pero miles y miles eh?

4) Hay colectiveros que se divierten haciendo perder foráneos.

5) A los periodistas les encanta juntarse entre sí. Poné tres periodistas en un sólo lugar y dales alcohol, y es todo lo que necesitan.

6) En Rafaela vemos las noticias sobre paros de subtes y es como si nos contaran una leyenda egipcia: no entendemos absolutamente nada. Acá un paro de subtes tiene consecuencias increíbles, lo entendí cuando vi cientos de personas haciendo colas en una sola parada de colectivo a las 9 de la noche, intentando volver a sus casas después de trabajar.

7) En proporción, hay más wi fi en Rafaela que en BA.

8) "provincia" es un lugar misterioso lleno de preguntas al que nadie quiere llegar, para asustar a un porteñito las madres les deben decir que va a venir el cuco y los va a llevar a "provincia".

9) El monumento a los caídos en Malvinas tiene al menos un rafaelino, al menos: Marcelo Pedro Lotufo, un militar que vivía en calle Tucumán.

10) Me quedó mucha gente por visitar, demasiada para mi gusto. En Buenos Aires se puede estar solo todo lo que uno quiera, pero si quiere estar acompañado, quienes viven allí siempre tienen buena predisposición a encontrarse y hacerse amigos, ya sean nativos o por opción. Espero verlos pronto a todos. por ahora, cruzaremos la larga pampa por la carretera desnuda, esperando al final del camino, encontrarnos con ese lugar que desde acá parece lejano pero que nunca deja de estar en mi mente, que por más larga que sea el tiempo y la distancia siempre está presente.

martes, 7 de abril de 2009

Un funeral para la identidad política

Por Francisco Marzioni

La muerte de Raúl Alfonsín tiene un alto significado simbólico, en un contexto signado por la pérdida de la identidad partidaria, donde las dos fuerzas políticas más importantes del país se encuentran en una profunda crisis. Mientras el peronismo se fragmenta, dividiéndose y multiplicándose al mismo tiempo, el radicalismo implosiona y en silencio se resquebraja, sin poder detener el proceso de diáspora que comenzó con el fin del alfonsinismo, corriente interna que el partido nunca supo resolver luego de que Alfonsín deba dejar el Gobierno acosado por las ineficacias propias, una oposición recrudecida, y una inflación histórica que ocasionó uno de los peores caos sociales que recuerde el país.
Y decimos simbólico porque no es nada más (y nada menos) que eso. Desde hacía muchos años la popularidad del ex presidente viene en baja, y al igual que muchos artistas, muchas de sus medidas de gobierno más lúcidas fueron recordadas sólo después de su fallecimiento. Y por más que se haya convertido en uno de los presientes más importantes de nuestra historia, lo cierto es que toda la movida de su funeral y entierro fueron para muchos la oportunidad de carroñar una porción de toda la mística que convirtió al ex presidente en el radical más importante de las últimas décadas.
Así, el caso más emblemático es el del vicepresidente Julio Cobos, que gracias a un viaje diplomático de Cristina Fernández, quedó a cargo del Ejecutivo justo cuando el corazón del ex presidente dejó de funcionar. Sin dudas, un sueño hecho realidad para el cobismo, una fuerza sentada sobre el famoso voto “no-positivo”, movida que se convirtió en la carta de presentación de quien parece ser el opositor con más adhesiones en nuestro país, pero que la fuerza (si existe tal cosa) no tiene capacidad de trascender, ya que a más de medio año de aquella votación, todavía no realizó ningún hecho político de mención.
Y Cobos entonces, fue el abanderado del oportunismo. Abrazado al cadáver de Raúl Alfonsín, con quien siempre mantuvo una relación cordial pero distante, Cobos precedió la larga fila de radicales que utilizaron la muerte de un líder de alto valor simbólico para obtener algo del aura mágica que parece otorgar la palabra “democracia”, a la que el ex presidente está estrechamente vinculado, y lo que fue utilizado por todos los medios que hoy predican el antikirchnerismo para realizar una especie de oposición por contraste sugiriendo a través de la semiosis que si los radicales son demócratas, los peronistas no lo son. El radicalismo en crisis también vio en la muerte de Alfonsín la oportunidad de recuperar aquello que suele llamarse los “valores tradicionales”, y que finalmente no son más que discursos embellecidos por grandes oradores que esconden siniestras intenciones. Un caso emblemático: el funeral del ex presidente le permitió al Coty Nossiglia realizar su primer discurso trasmitido por televisión.
Así, la revitalización del radicalismo gracias a la muerte de su máximo líder vivo recuerda a aquellas tribus indígenas que comían los cadáveres de los chamanes y jefes con la esperanza de obtener una parte de su sabiduría. Y este renacer no es más que una movida mediática: los actores son los mismos, las ideas también, y, principalmente, los intereses ocultos y la fragmentación partidaria siguen tan vigentes como la semana pasada. Sólo que ahora les llega el tiempo de apelar a “la mística”, concepto seductor para hablar de fútbol pero poco interesante para resolver problemas de gobierno.
Rafaela y su oposición travestida
La ciudad de Rafaela, ubicada a 560 kilómetros de Capital Federal, en la provincia de Santa Fe, guarda un caso testigo que se relaciona íntimamente con esta idea. Esta localidad cuenta con un Concejo Deliberante compuesto por 9 integrantes, precedido por un legislador del PJ y una oposición compuesta por radicales y demócratas progresistas. Al igual que en el resto del país, la UCR se debate entre aliarse con una u otra fuerza, cada referente formó su propio kiosco político en las últimas elecciones, y las fichas vuelven a moverse a comienzos de éste, cuando nuevos comicios convulsionan a estos pequeños políticos que buscan desesperadamente la adhesión de una ajustada mayoría que les renueve los recibos de sueldo.
Y ahí está Víctor Fardín. Joven dirigente con origen en Franja Morada, su vedetismo político lo llevó a aliarse con el PJ y con el Frente Progresista conducido por el socialista Hermes Binner alternativamente, lo que lo convirtió a los ojos de la opinión pública en un verdadero travestido político. Sin embargo, para quienes entendemos la política como una relación de fuerzas en las que las alianzas coyunturales son herramientas electorales y no actos de gobierno, vimos en algún momento inicial de su carrera a un político que buscaba una identidad propia, valiente en sus decisiones. Pero finalmente, una vergonzosa movida en la que aseguró haber conseguido el apoyo de Cobos para la próxima campaña, y que los voceros del vicepresidente negaran tal relación y se aliaran directamente con la línea radical opuesta a Fardín, tiraron por la borda cualquier sensación de honestidad que podría haber generado.
Fue en los comienzos de mi carrera de periodista político cuando yo lo conocí. En ese entonces, pasaba mis días caminando los pasillos del Concejo Deliberante en busca de charlas reveladoras y fuentes propias. Una tarde, sentados en la oficina del concejal Fardín, su secretario me confiesa una verdad incómoda: “Víctor es el único radical que no se banca a Alfonsín”. Fue inmediatamente después que a la oficina ingresó el concejal, a quien después de saludarlo le pedí explicaciones de la idea. ¿Es posible ser radical y no admirar a Alfonsín?, le pregunté. “Claro”, me respondió, “que me dejen de joder con ese tipo. Alfonsín ya fue, ya pasó”, dijo con una sonrisa irónica, mirando un cuadro del ex presidente colgado en su oficina, que por entonces era compartida con su par Germán Bottero, quien actualmente tiene oficina propia y el cuadro en su despacho.
Lo que Fardín no tuvo en cuenta que el destino es cruel. Y este 2 de abril, en la multitudinaria despedida a los restos, el pequeño radical se encontraba agolpado contra el ataúd, en busca de contactos, amigos, relaciones que lo ayuden a renovar banca, mientras en sus comunicaciones con otros rafaelinos se jactaba de ser “el único representante político rafaelino presente en el funeral de Alfonsín”. Al igual que su admirado Cobos, Fardín prefirió la carroña política a la honestidad intelectual que engrandece al opositor ante los ojos del votante. Como la mayoría de los radicales argentinos, priorizan los negociados y manipulaciones por sobre la identidad y la mística propias, idea que, mal que les pese a la oposición, los peronistas manejan de manera admirable.
De este modo, lo que vimos el 2 de abril no sólo fue el funeral de un político que trascendió su propia figura sino también una muestra de la decadencia de un partido que desde la década del `90 aceleró su caída a fuerza de profundizar su propia mediocridad intelectual. La muerte de Alfonsín es el quiebre del radicalismo, y sólo el tiempo dirá si no es la estocada final para una fuerza que necesita refundarse para recuperar parte del brillo que tuvo otrora en la historia argentina.