viernes, 30 de octubre de 2009

Un mensaje de paz a los docentes



"¡Hey, teacher, leave this goverment alone!"


Amsafé realiza desde el mediodía una asamblea donde la mayoría de las seccionales llevarán una moción de paro, después de haber impulsado una medida similar de 24 horas algunos días atrás. Y este es un momento importante. Porque el docente es el único sector del país que está tomando medidas de fuerza extremas para pedir aumento de salarios a los gobiernos provinciales y municipales, que se encuentran ahogados por un contexto de profunda recesión y crisis económica. Y porque los medios tradicionales evitan analizar el reclamo docente en su contexto, ya sea por sus líneas opositoras a los oficialismos, o por su miedo a ser impopulares ante un reclamo supuestamente progresista.

Es que los docentes le piden plata al que no tiene. Y eso es lo que la mayoría evitan decir. La administración Binner, al igual que la de Daniel Scioli en Buenos Aires, están buscando cambiar las reglas de la recaudación impositiva, porque el actual régimen colabora con el déficit fiscal. Toman una medida impopular con los sectores industriales y agrarios, que, dominados por la crispación, se niegan a realizar más aportes al fisco, presionando a la oposición de ambas provincias para que no aprueben las reformas. Las provincias, entonces, deben endeudarse a nivel internacional para pagar sus gastos corrientes. Todo esto, bajo la órbita de un gobierno nacional que responsabiliza a las provincias de la educación, pero retacea los recursos que les debe, y retrasa pagos de coparticipación y ATN.

Mientras tanto, en el sector privado, se experimenta una leve recuperación después de 18 meses de recesión continua. Y en parte es por esto que los gremios -salvo en el millonario sector del petróleo- no reclaman incrementos salariales. Por que es un reclamo inoportuno, luego de los múltiples embates de las crisis económicas y políticas a la producción primaria e industrial. "Ningún paro va a traer plata", ilustró la ministra de Educación Élida Rasino acerca de la dudosa efectividad de una medida de esas características para pedir aumentos en este contexto.

A su vez, en todas las escuelas de las provincias donde hoy los docentes buscan el paro, la currícula anual se encuentra atrasada por el receso a raíz de la epidemia de Gripe A, donde el sector educativo fue el más afectado por las acciones de prevención. Este paréntesis que se abrió en las clases hizo perder un tiempo valioso y su extensión de cuatro semanas hace imposible dejarlo de lado.

En el caso de Santa Fe, el gobierno del Frente Progresista suma varios puntos que deberían funcionar como paños fríos ante medidas extremas. En dos años de gestión el gobierno provincial se hizo eco de reclamos históricos de Amsafé: la creación de una partitaria, la titularización de 3000 docentes -que se realizó también en tiempos de déficit fiscal-, la normalización de los haberes de los jubilados del sector -que pasaron de cobrar un promedio de 800 pesos a 2200 pesos-, y esta semana, un nuevo mensaje de paz de Hermes Binner: los maestros serán beneficiarios privilegiados del plan de viviendas "Techo Digno", que distribuirá 3000 viviendas en todo el territorio, dos tercios para ellos.

Entonces, en este contexto, ¿es lógico lanzar un nuevo paro? Existiendo numerosas formas intermedias de protesta, es poco creíble que Amsafé convenza a la sociedad santafesina que debe solidarizarse con un gremio que se caracterizó siempre por su alto nivel de conflictividad, y que muchas veces fue acusado de utilizar su función clave para extorsionar funcionarios. Será entonces que los docentes buscan limar la confianza en un gobierno progresista, tal vez buscando el regreso de las administraciones más conservadoras, que sólo dos años atrás les descontaban los días de paro, utilizaban el presentismo como arma de control, y ponía interlocutores en la negociación que a veces ni siquiera tenían relación profesional con los docentes.

Los gremios de trabajadores tienen la obligación armonizar su rol de defensa sectorial con las necesidades de todo el conjunto de la sociedad, y está claro que el paro que buscan dentro de Amsafé no es ya una medida de reclamo genuina, sino un paro político que, según cuentan muchas voces, está destinado a poner trabas a la gestión de la ministra Élida Rasino. Mientras tanto, el endeble fundamento de la medida suma impopularidad entre los padres a un gremio que ya no cuenta con el respaldo ciudadano, sino que es observado con desconfianza por el resto de la sociedad, rehén de los extremismos sindicales.