Una nueva mirada al caso Ben Hur

Fue hoy a la mañana cuando en Perfil.com publicaron este artículo con mi firma, en la que me dieron la oportunidad de exponer un costado poco difundido de la grave recesión que hoy impacta a mi ciudad. Cuando el editor general Darío Gallo me sugirió esta nota, le aclaré sobre mis escasos conocimientos de deportes, a lo que él respondió "no es una nota de deportes, es de economía". Esto me abrió la puerta a un desafío al que hace mucho tiempo quiero enfrentar: ¿es posible escribir sobre Ben Hur sin que se mencione a Néstor Zenklusen, es decir, ampliando el horizonte, pasando por sobre los nombres propios de los dirigentes, y explicando los factores socioeconómicos globales que llevaron a esta situación? El resultado pueden leerlo acá. (Por cierto, al cierre de este artículo, la nota lleva 23 comentarios y estuvo entre las 5 más leídas durante todo el día).

Y ustedes dirán. ¿Y por qué me propuse semejante tarea? ¿Acaso cobro gordos cheques de este gordo ex presidente? ¿Acaso mi paso por Castellanos terminó por lavarme el cerebro y, al igual que ese diario, defiendo a capa y espada al ladrón de ahorros más famoso de la Perla del Oeste? No, lo cierto, amigos y compatriotas rafaelinos, es que Zenklusen será el supuesto hombre más odiado, un ladrón de ahorros y lo que sea, pero el club existe desde 1940, año en que Zenklu no había siquiera asomado su corrupta nariz en este mundo, y seguirá existiendo aún despues de su muerte (no dudo que Ben Hur haga frente a este mal momento, en especial si tiene dirigentes de la calidad de Héctor Puig, para mencionar una de las personas de bien que trabajan ahí). La realidad, amigos, es mucho más compleja que los latrocinios de una sola persona, y son muchos los factores que dejan a una institución al borde de la quiebra.

Al momento de escribir el artículo, hice incapié en los factores socioeconómicos que llevaron al club a recibir un pedido de remate de su cancha por un deuda de 8000 pesos, un dato que inexplicablemente pasó desapercibido para la prensa rafaelina. Entre estos factores, uno de ellos (y sólo UNO de ellos) es el grave problema interno que tiene desde hace años, donde Néstor Zenklusen tiene un papel curioso: es el supuesto responsable de todos los males, pero sin embargo sigue vinculado a la institución de una u otra manera, dirigiendo el club y la mutual aún cuando su nombre esté borrado de todas las listas.

Por estos días, mientras algunos cobardes dejan comentarios con nombres falsos en el medio donde trabajo insultándome por "encubrir" a Zenklusen, el mismo NZ camina por las instalaciones del Coliseo del Sur como si fuera el living de su casa, come en 356 como la mitad de los rafaelinos, y jamás recibió un insulto, un escrache público o siquiera una trompada de los miles de ahorristas damnificados, los mismos que también avalaron el famoso "acuerdo" para cobrar sus ahorros en cuotas anuales, convirtiendo todas sus amenazas en eso, amagues que no llevaron a ningún lado.

Si Zenklussen es malo, malísimo, el diablo diríamos, yo me pregunto por qué tanto el club como la mutual -es decir sus ahorristas y afiliados- continúan avalando la presencia de NZ no sólo en la mutual y el club, sino en Rafaela mismo. También me pregunto por qué, si los rafaelinos estamos tan indignados con él, tanto la mutual como el club -entidades supuestamente identificadas con Zenklusen- tienen cada vez más afiliados e hinchas. También me pregunto cómo puede ser que, si Zenklussen es tan odiado, nadie respaldó al movimiento "17 de octubre", que intentó desbarrancar a la Comisión Directiva que respondía a NZ, y que finalmente se retiró de la escena luego de fracasar en el intento.

Rafaela tiene muchos ejemplos de hipocresía de este tipo, y el caso de NZ es uno más. Podemos citar al Rengo Mautino, que sus trapisonadas se llevaron puesto un gobierno y sin embargo come en los principales restaurantes sin que nadie lo moleste, otro caso es Omar Perotti, el intendente que todos odian pero es el más votado de la historia, o el caso de La Opinión, un diario que es exageradamente oficialista y sin embargo es el más leído y comprado, o el caso del cable, que todo el mundo sin excepeción se queja del aumento pero nadie lo corta, o el tránsito, que es el peor del país y sin embargo todos los rafaelinos están convencidos de que manejan mejor que nadie, o el caso de Megatone, una empresa que estafó a todos sus clientes de variadas maneras y sin emabrgo sigue con sus ventas locales intactas.

Pero uno de los casos más curiosos es el de Néstor Clivati (que tiene blog!!!) . Este periodista deportivo podría tener los títulos de "más escuchado " y "más repudiado" al mismo tiempo. A mí no me interesa el deporte, pero de cada fan que escucho decir algo de Clivati, jamás se refería a él como alguien inteligente, analítico, sagaz y creíble, sino más bien todo lo contrario. Una de las cosas más divertidas que escuché de Clivati fue que el veneno contra NZ le agarró de golpe, cuando los hijos del ex presidnete de Ben Hur lo apuraron en un reconocido bar céntrico de la ciudad (356). Como una novia herida, editorializó cada día posterior contra NZ, confundiendo el concurso preventivo de la mutual con el proceso penal como si fueran el mismo caso, y criticando sin piedad (y con escaso fundamento) a todos los que no compartían su veneno. Realmente es muy triste que una experiencia personal se tranforme en el único motivo de un periodista a la hora de criticar.

Me pregunto si Clivati está realmente en posición de criticar la labor de otros periodistas, ya que él mismo debería explicar, antes de ponerse el traje de fiscal, en qué condiciones recibió dinero otorgado por el diputado Ricardo Peirone (PJ) para que envíe un equipo de reporteros al último Mundial de fútbol. Al menos desde mi parte, por mi trabajo periodístico el único cheque que recibo proviene de las editoriales que me contratan, así que no se me ocurre por qué el Estado santafesino debe financiar los negocios radiales de Clivati.

No me sorprende que Clivati busque que su problema personal con Zenklussen se transforme en un asunto de todos los rafaelinos, ya que pertenece a una camada de periodistas (como el otrora opositor Víctor Hugo) que consideran que el fútbol y sus asuntos internos son una especie de causa nacional, tal y como perpetraron los ideólogos de la última dictadura. Es por todo esto que me da orgullo ser el blanco de sus críticas, gracias a un artículo que tiene por único fin no el cobro de abultado cheques estatales sino la búsqueda de la verdad, ampliando la mirada sobre un caso que demuestra la profunda crisis que los rafaelinos vivimos día tras día.