El Grupo Basso se vio obligado a detener su producción, aunque se niega a despedir trabajadores ni aceptar REPROs.
Publicado hoy en El Cronista Comercial
Las empresas que desarrollaron el centro-oeste de Santa Fe recortan premios y horas extras, suspenden o despiden personal y retraen la inversión
Rafaela no es la excepción al implacable avance de la crisis. Hasta no hace mucho tiempo, esta ciudad del centro oeste de Santa Fe, que alberga a 93 mil habitantes y más de cuatrocientas empresas medianas y grandes, fue señalada como una de las economías regionales más sólidas. Hoy, sin embargo, persiste entre los rafaelinos una fuerte incertidumbre empresarial y laboral. Esta localidad hoy es víctima de la crisis financiera internacional, afectada profundamente en sus dos producciones clave: los lácteos y las autopartes que emplean a casi el 50 % de los trabajadores, manteniendo en su seno a más de 4300, según el último informe oficial, que data del 2006.
A finales del año pasado una notable retracción en la productividad de las empresas llevó a Rafaela a pasar un verano difícil. Por un lado, uno de los commodities más afectados por la crisis financiera fue la leche en polvo, producto que lidera las exportaciones rafaelinas. Mientras que hasta fines de 2008 mantuvo un precio récord que llegó a superar los u$s 5 mil por tonelada, luego del crack financiero, el valor se desplomó hasta llegar a rondar los u$s 2 mil, la cifra más baja que se recuerde para esta producción. Sólo en la zona de Rafaela existen 12 fábricas de lácteos, liderando el rubro alimenticio, y la mayor parte de estas compañías tienen como principal negocio la manufactura de leche en polvo, teniendo como principal mercado países de África y Brasil. Estos negocios se vieron seriamente afectados a fines del año pasado, cuando el precio del commoditie se desplomó a valores inéditos, generando una notoria baja en el precio de la leche cruda, que pasó de 90 centavos por litro a 75 centavos, desfinanciando los 1200 tambos que se encuentran en la zona.
Al mismo tiempo se evidenció en el mundo la crisis en el sector automotriz, que impactó profundamente en la fabricación de autopiezas. El indicador más contundente es que, según un informe de la consultora IES (Investigaciones Económicas Sectoriales) las exportaciones de autopartes descendieron un 30% en los primeros cuatro meses de 2009, y precisamente este sector mantiene 31 empresas en Rafaela, siendo la principal manufactura de la ciudad.
Como explicaron fuentes de este sector a El Cronista, las automotrices del mundo detuvieron sus programas anuales de compras, que generalmente se lanzan al comenzar el mes de marzo. La producción local se vio seriamente resentida al congelarse las definiciones, y cuando las empresas planeaban incrementar la fabricación de piezas –como lo realizan anualmente– se vieron obligadas a reducir drásticamente los recursos, recortando horas extras, premios por producción y, en muchos casos, simplemente suspendiendo los procesos de fabricación por una semana o un mes, según el caso, o incluso despidiendo personal.
Rafaela, alguna vez conocida como “la isla” gracias a su capacidad para eludir las debacles económicas, hoy se encuentra en estado de alarma por el profundo golpe al rico entramado productivo que la caracteriza.
Basso: recortes sin subsidios
Aunque la crisis haya impactado fuerte en la región, los industriales rafaelinos se resisten a recibir la ayuda del Estado. Los REPRO (Programa de Reconversión Productiva) suman más de 2000 en la ciudad. Sin embargo, cuando recientemente la valvulera 3B y la fabricante de piezas Motor Parts, ambas propiedad del reconocido Grupo Basso, anunciaron que deberían detener la producción durante una semana a raíz de la notoria baja en la demanda, aclararon que no harían uso de los subsidios estatales de $ 600 pesos para sus trabajadores. En cambio, en Rafaela se adelantaron vacaciones y se decidió mantener los puestos de trabajo ya que la CGT y los empresarios mantienen una comunicación institucional intensa. Inclusive impulsaron proyectos conjuntos para paliar los efectos de la crisis en la economía local, como por ejemplo, un programa para reducir en un 10% los valores de los productos de la canasta básica en los supermercados rafaelinos. El grupo empresario comunicó que esta decisión surge como consecuencia de la baja en la demanda de los productos que produce.
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