Por Francisco Marzioni, para Diario Perfil
Hermes Binner parece haber abandonado la mesura a la hora de dar definiciones políticas y lanzarse de lleno a 2011. En una visita a Buenos Aires que realizó esta semana, donde se reunió con varios grupos de empresarios que buscan ver de cerca a uno de los protagonistas de la escena nacional, reservó un espacio en su apretada agenda para recibir a PERFIL y hablar del armado político que explora el Partido Socialista (PS) con la UCR, Proyecto Sur y el GEN. La idea es formar un “frente progresista”, que replique la experiencia que se lleva adelante desde hace dos décadas en Santa Fe.
Así, el socialista no se privó de enviar contundentes mensajes, tanto apoyando su sociedad con la UCR como invitando al peronismo a sumarse al proyecto opositor, al que considera “compatible” con la propuesta de diez puntos que el senador Rubén Giustiniani, titular del PS, está entregando en mano a cada uno de los referentes.
En su paso por Buenos Aires, Binner reconoció que la relación con la UCR es la más afianzada y que tiene “más afinidad política” con Ricardo Alfonsín que con Julio Cobos.
En cuanto a su relación con Elisa Carrió, reiteró: “Yo no me llevo mal con ella”, pero lamentó que la líder de la Coalición Cívica, quien rompió hace poco con el Acuerdo Cívico y Social, sea “una persona que le cuesta mucho trabajo integrar”. Y después agregó: “Si no logramos consolidar una propuesta que permita superar esta etapa política, Kirchner va a volver a ganar”.
—El PS y la UCR tienen una estrecha relación en Santa Fe. ¿Es posible trasladar esa sintonía a nivel nacional?
—Es importante entender que esto no es una receta de cocina. No es un trabajo sencillo, pero nosotros hacemos un gobierno en conjunto hace tres años y desde más de veinte años atrás que tenemos tarea legislativa común. En este contexto, estamos convencidos de que tenemos que trabajar sobre el acuerdo y no sobre la disidencia. En Argentina, tenemos una cultura del enfrentamiento desde hace demasiado tiempo; hay que desandar ese camino y hacer hincapié en lo que nos une. No todo es color de rosa, está claro que tenemos diferencias y es natural que sea así. Pero no podemos negar que el radicalismo y el socialismo tienen un origen en común, y siempre trabajamos sobre eso. En ese sentido, el diálogo permanente es la herramienta principal para construir.
—En este proceso surgen vanidades e individualismos. ¿Cómo piensan manejar este tema?
—Por eso es que preferimos todavía no hablar de fórmulas, sino de proyectos, porque si definimos una fórmula desde el principio, todos los que aspiran a estar dentro de la fórmula y ven que no son parte, salen a reclamar. Somos conscientes de que tenemos que construir de abajo hacia arriba.
—¿El peronismo tiene lugar en este armado?
—Claro. Las ideas del peronismo son absolutamente compatibles con nuestro proyecto. Pero no somos una sociedad de beneficencia, ni el Ejército de Salvación, no vamos a juntar a cualquiera para ir detrás. Con algunos tenemos más afinidad que con otros.
—¿Y qué opina de la propuesta de Solanas de construir una tercera vía?
—Yo no veo posible el éxito de una tercera fuerza en este contexto. Creo que hay que trabajar con lo que tenemos.
—A su criterio, ¿cuáles son los principales desafíos para un próximo gobierno?
El primero y más importante está afuera de todas las agendas políticas: la pobreza. No podemos aspirar a tener un alto nivel de desarrollo productivo con la enorme pobreza que hay en el país y de la que muchas veces no somos consientes. El segundo tema a resolver es la baja institucionalidad.
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